El clavo es la flor sin abrir del árbol del clavo nativo de Indonesia. Su nombre proviene de su forma, la cual recuerda a la de un clavo de ferretería. En un comienzo, el clavo solo crecía en las islas Molucas, extendiéndose por el resto del mundo dado su éxito tanto en su uso culinario como medicinal e incluso de aseo personal (masticaban un clavo para tener un aliento más agradable).
El clavo molido se utiliza en muchas aplicaciones culinarias debido a sus múltiples sabores. Pueden emplearse en platos de carne, utilizarse en repostería y añadir un toque de especias a postres y salsas e incluso para darle un punto especial a bechameles. También se pueden utilizar para añadir aroma a las mezclas de té o café.
Se recomienda usar el clavo molido en pequeñas cantidades dada su intensidad.