La maltodextrina es un carbohidrato obtenido del almidón de tapioca, versátil sustancia que ha sido utilizada en la industria durante décadas. En la actualidad, se ha convertido en un elemento imprescindible en la restauración, especialmente como agente secante de grasas, permitiéndote lograr texturas terrosas y crujientes.
El uso de la maltodextrina va más allá de ser simplemente un azúcar común. Además de su función principal, se emplea en la creación de tejas y como agente de carga en diversas preparaciones. Lo fascinante de este ingrediente es su poder edulcorante casi nulo, lo que lo convierte en una opción ideal para aquellos que buscan reducir su consumo de azúcar sin sacrificar el sabor.
En el mundo de la alta gastronomía, la obtención de tierras o cenizas a partir de grasas es todo un arte, y la maltodextrina es la herramienta secreta que hace posible este proceso. Con dosis altas cuidadosamente medidas, este producto actúa como un agente retenedor, aportando cuerpo y consistencia a elaboraciones delicadas. Su bajo peso le permite ser un excelente agente de carga, lo que se traduce en texturas sorprendentes y experiencias culinarias inigualables.
Pero las aplicaciones de la maltodextrina no se limitan a la gastronomía. ¿Eres amante de los helados? Esta sustancia es capaz de aumentar el poder anticongelante y retrasar la formación de cristales de hielo en la elaboración de helados, garantizando una textura suave y cremosa.