La inulina no solo recrea la textura de las grasas, sino que también que espesa y estabiliza salsas, manteniendo todas las propiedades beneficiosas de una fibra sin añadir sabor ni aroma. Además, este producto resulta un ingrediente conveniente para panadería, heladería y productos lácteos.
La inulina se obtiene de la fructosa presente en raíces y tubérculos, y su uso no solo beneficia tu salud intestinal, sino que también favorece la absorción de minerales esenciales como el calcio y el magnesio.
En la culinaria, puede aplicarse tanto en frío como en caliente, aunque se recomienda la aplicación en caliente para obtener los mejores resultados. Después de dejarlo actuar durante aproximadamente 5 horas, podrás lograr texturas sorprendentemente parecidas a las de la mantequilla, incluso con productos a base de agua. Además, si deseas alcanzar la textura de grasas sólidas, agrega una pizca de azúcar a la mezcla y sorpréndete con los resultados.
La inulina es resistente al calor y se adapta sin problemas a entornos relativamente ácidos. Su versatilidad te permitirá experimentar en la cocina y obtener texturas y consistencias que antes parecían imposibles.
Dosificación recomendada: 50-200 gr/l. Asegúrate de no excederte en la cantidad para lograr la perfección en tus elaboraciones.